sábado

El conductor optimista



(...)







Al día siguiente, ocurrió algo que vino a reforzar esta decisión. Cogí el bus y estaba un conductor en el que me he fijado varias veces; me llama la atención su forma de dar los buenos días y su amabilidad, (que contrasta a veces con la de otros conductores).

Da la impresión de ser una persona muy positiva, de los que han decidido probar si es verdad eso que dicen de que la sonrisa es contagiosa y que cuando eres optimista todo te sale mejor a ti y a los que te rodean –y, al ver que funciona, lo sigue aplicando.

Tampoco lo conozco para saber si realmente es así o es que me lo ha parecido a mí en un par de veces que he coincidido con él, pero a mí eso no me importa a la hora de sacar la conclusión de que, si yo intentara ser como él es, o como aparenta ser, y decidiera asumir hasta el final el papel de persona positiva que siempre responde con una sonrisa, que por muy mal que vayan las cosas siempre mantiene su optimismo, podría tener una oportunidad de salir adelante en este trabajo o en cualquier sitio.
Todo sería cuestión de llevar hasta el final la teoría, sin recibir estímulos negativos de fuera o intentando darles la vuelta (por ej, diciendo “este fallo me da más motivación para hacer las cosas bien a partir de ahora.”)





La segunda intuición sonaba más práctica. Decía que quizá es mejor que concentre mis energías en otra cosa que puede requerir menos esfuerzo y dar mejores resultados; el escenario cambia y ya no se trata necesariamente de intentarlo o rendirse, sino de saber qué es lo mejor para uno basándose en lo que sabes de ti mismo y en experiencias similares que has tenido –y yo tengo varias experiencias muy parecidas a la actual.


[...]


Hoy ha habido un giro inesperado. He decidido seguir en el trabajo. Lo que me ha hecho cambiar de opinión ha sido la anécdota del conductor de autobús.

[...]


Aunque, pensando en positivo, aunque lo deje nunca olvidaré el enorme bien que me está haciendo esta experiencia por haberme obligado a dar lo que ahora me parece un paso de gigante hacia el optimismo. Probablemente hubiera dado este salto antes o después, pero si todo me hubiera salido bien desde el principio a lo mejor había tardado más en darlo.

No hay mal que por bien no venga...


Y tampoco olvidaré nunca al conductor del autobús de línea...
¿Qué tal día habrá tenido hoy? ¿Le habrá salido todo redondo? ¿Se habrá equivocado? Probablemente no; normalmente la gente elige el trabajo que mejor se le da, y a él se le dará bien el de conductor. O quién sabe, a lo mejor le pasa como a mí, que está en un sitio que no le gusta, y a él lo que le gustan son por ej. las matemáticas, o la pintura...y está deseando dar el salto y dejar el autobús cuanto antes...
Eso no lo sé, pero de lo que estoy seguro es de que él -al menos la versión de él que yo he grabado en mi mente- lo afrontará todo con entusiasmo, con música (como detalle, ese día llevaba puesta ésta en el autobús), con una sonrisa que contribuirá a alegrar el día a los viajeros, incluidos los que le hablen en plan borde sin darse cuenta y, un rato después, agradezcan el haber recibido una respuesta positiva...





Luicado1234@yahoo.es

Vincit qui se vincit

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