miércoles

Convivencia y empatía......

A veces, para tener una convivencia cordial (y, encima, que las cosas vayan bien en todo...) me ha bastado con una regla tan sencilla como la de pensar en si lo que vamos a hacer o decir nos gustaría si lo hicieran los demás. Es muy básico, pero muchas veces parece que, o se olvida, o no interesa aplicarlo.
Será que, ante el dilema de obtener un bien rápido y fácil para uno mismo, o tener una actitud que favorezca el bien común y la armonía, elegimos lo primero, bien porque en ese momento no vemos las ventajas que tiene la segunda opción, bien porque la situación es tal que el bien de uno es incompatible con el del otro...
No sé; a veces se da esa situación especial, pero en general creo que el hecho de pensar en los demás (incluso si uno piensa que los demás han empezado por no pensar mucho en uno) reporta más beneficios que pérdidas.
Yo, en mi vida, me he saltado la norma miles de veces (la que aparece arriba en cursiva), y no porque no me convenza. Esas veces, he comprobado que no es naaaaada bueno saltársela, ni por supuesto para los demás, ni tampoco para uno mismo.

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